1 de marzo de 2008

Lascia Ch'io Pianga


Aunque soy un neófito en la ópera, reconozco que me emociona. Me gustaría saber explicar realmente todas las sensaciones y vivencias que siento cuando escucho la bonita voz de la soprano, la armoniosa orquesta o las infinitas cuerdas vocales del coro que me retrotraen en el tiempo hasta los parajes más maravillosos e insólitos, a tiempos convulsos en escenarios soñados.
Cada vez que acudo a una nueva representación me sorprendo de la cantidad de cosas distintas que observo a la par que me convencen del gran acierto que tuve el día que decidí dejarme llevar por mi intuición al acudir a la representación de Giulo Cesare (1724) del compositor alemán Georg Friedrich Händel (1685-1759).
De éste compositor, del que me considero un enamorado de su obra, escuché ayer mismo Lascia ch’io pianga, su famosa aria de Almirena (Acto II, esc. 2ª) de su obra Rinaldo (1711) interpretada por la soprano norteamericana Lisa Saffer y dirigida magistralmente por el director canadiense Bernard Labadie. Sencillamente emocionante… aún me duelen las palmas de las manos de tanto aplaudir. He encontrado en la red esta representación de Philippe Jaroussky que nos puede situar en atmósfera.

Lascia ch'io pianga mia cruda sorte,
E che sospiri la libertà!
E che sospiri, e che sospiri la libertà!
Lascia ch'io pianga mia cruda sorte,
E che sospiri la libertà!
Il duolo infranga queste ritorte
De' miei martiri, sol per pietà
Lascia ch'io pianga mia cruda sorte,
E che sospiri la libertà!
E che sospiri, e che sospiri la libertà!
Lascia ch'io pianga mia cruda sorte,
E che sospiri la libertà!

Debo añadir que en la época de Händel, los papeles de Rinaldo, Eustazio, Argante y el Mago en esta obra fueron cantados por castrati (cantantes a los que se castraba de niños para poder conservar su voz privilegiada) pero también por mujeres.
Escucharla y emocionarme es todo uno.

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