29 de julio de 2011

La Jungla de Cesped (The Grass Jungle) Part II


Barcelona, 4 de mayo. 00:55h

“Mourinho ni estuvo ni se le esperó esta noche en el Camp Nou, aunque hemos llegado a especular con que pretendía instalarse entre los 1.500 seguidores blancos. Ni antes ni después del encuentro. Lo más notorio de la situación es que el público azulgrana ni siquiera se ha acordado del entrenador merengue, al que tantos cánticos ha dedicado. Sin Mou, todo ha discurrido con más calma, sin sus provocaciones, sus aspavientos, sus protestas, las mismas que hace un año, en el encuentro de semifinales frente al Inter, enervaron al respetable del Camp Nou. Este partido anduvo en paradero desconocido y hay que reconocer que tanto el estadio azulgrana como su equipo no le echaron para nada de menos. Demasiado veneno para tan poco trofeo. Tenemos una nueva entrevista en el set de Onda Cero, damos paso a...." ¡clic!

- Jefe, deje la radio encendida, joder, quiero seguir escuchando lo que dicen del pollo este. Parece mentira que hayan picado el anzuelo, ¿verdad? Se lo han tragado hasta el fondo. ¿Cómo es posible que nadie se haya dado cuenta del cambiazo? - reía como un niño el ex boxeador.

La casa, en las afueras de la ciudad, está abandonada y las risas de Pedro resuenen entre sus ruinosas paredes. Los cuatro delincuentes se encuentran en una estancia que bien podría haber sido un enorme y lujoso salón. Mourinho permanece sentado sobre una vieja caja de cervezas, en una habitación contigua, maniatado, encapuchado y mascullando improperios entre dientes.

- Santos, deja que te haga una pregunta - suelta de pronto Antonio con un punto de sorna - ¿Y de ésto, cuando hablaremos? - sonríe irónico mientras frota impulsivo los dedos índice y pulgar de su mano derecha refiriéndose al dinero que van a recibir tras el golpe.

- Todo a su debido tiempo. Pues os contaba que después del partido, he salido del hotel para encontrarme con el autocar del equipo que se dirigía hacia el aeropuerto. Todas las cámaras de televisión estaban allí para recoger unas imágenes que ya están dando la vuelta al mundo. Una vez subido al vehículo, el personal andaba cabizbajo y sin muchas ganas de hablar, cosa que me ha ido de narices, nadie se ha percatado de mi presencia. Justo cuando hemos llegado a la terminal y, dándole una vuelta más de tuerca a mi papel estelar, me he encaminado hacia las cámaras y con evidentes signos de cabreo y mala educación, he mostrado toda mi indignación y perplejidad por el resultado del encuentro haciendo el cafre, jajajaja....ha sido una actuación portentosa. Si Orson Welles levantara la cabeza.....

- ¿Y cómo has podido esfumarte entre tanta gente?- pregunta entusiasmado Juan “el Palancas” mientras se mueve inquieto en la silla donde está sentado.

- Muy fácil – responde con evidentes dosis de soberbia - Nada es tan sencillo como desaparecer en un aeropuerto. Como te decía, cada uno iba a lo suyo y nadie reparaba en nadie. Unas repentinas ganas de orinar ha sido la excusa perfecta para hacer mutis por el foro. Cuando han querido darse cuenta, ya estaban a veinticinco mil pies de altura. La llamada del presidente ha sido el colofón a mi obra maestra:

- Florentino - le digo- siento no volver con vosotros. Un lío de faldas, ya sabes como son estas cosas. Te pido máxima discreción con los chicos, la prensa y, sobre todo, con la familia. Invéntate lo que se te ocurra pero te pido encarecidamente que me guardes el secreto - Un lío de faldas, jajajaja..... ¡Pobre iluso!

- Santos - alza una voz solemne Antonio - te he preguntado por el parné.

- Déjame terminar, ¡cojones! Aún no he acabado - escupe más que habla el interpelado - De aquí a un par de horas hemos quedado en los alrededores del Camp Nou. Ya sabes el tipo de zona que es a estas horas de la noche. Nadie se fijará en nosotros, puedes estar seguro de ello. Si el narcótico que le daremos hace su efecto, estará durmiendo hasta el amanecer. La gente lo tomará por un borracho y no le harán ni puto caso - El monólogo iba subiendo de intensidad en proporción a su cínica sonrisa.

- Después de traeros de vuelta, me dirigiré a un área de servicio de la autopista C-58, a la altura Sant Quirze del Vallès, más o menos. Allí he de cerrar el acuerdo con quien nos ha contratado. Si todo sale como he calculado, antes que salga el sol cada uno de nosotros será cien mil euros más rico...bueno, yo doscientos mil, que para algo soy el jefe - dijo mintiendo descaradamente a sus cómplices.

Mientras los tres secuaces quedan conformes con las explicaciones del cabecilla, éste se seca el sudor de las manos a causa del nerviosismo que le produce el final cercano, la soñada caída del telón entre los vítores y aplausos de la multitud enfervorizada. Su opera prima como director y productor. Un verdadero éxito.


- ¡Muchachos! ¡Sincronicemos los relojes! – dice Santos excitado, parodiando a Corin Nemec en “Parker Lewis nunca pierde” - Saldremos a la una treinta en dirección al estadio. A las dos quince os dejaré aquí y me dirigiré hacia el punto de encuentro donde he de llegar hacia las tres más o menos. Si no hay contratiempos, a las cuatro y cuarto estaré de vuelta - calcula preocupado.

- Si a las cinco de la mañana no he regresado, nos encontramos en el piso de Madrid mañana por la tarde, ¿De acuerdo? ¿Alguna duda? - pregunta sin esperar respuesta.

- Bien, manos a la obra entonces - se escupe en cada mano Pedro Romero - esto va a ser pan comido.

(Este cuento ha sido enviado a la revista "La Murada" para su posible publicación en la edición del 2011)

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